Compartir es vivir

Hay gente a la que le gusta compartirlo todo con el prójimo. Obviamente, no con cualquiera, sino con alguien importante en su vida, como el cónyuge, un hermano, o similar. Comparten la comida, la bebida, los churros en el desayuno… algunos incluso comparten cama.

Pero el no va más me lo encontré ayer, cuando una pareja de novios quiso compartir la huella dactilar. Fue un momento íntimo, romántico donde los haya, que imagino se vio truncado por mi cara de asombro ante tal hecho. Supongo que fue mi culpa por la manera de pedir las huellas: «Caballero, ponga el índice de la mano derecha en el escáner» para la primera huella y «Ahora lo mismo con la mano izquierda» para la segunda.

Esto despistó a la acompañante (y a él mismo), porque la chica puso su índice izquierdo mientras me preguntaba «¿Por qué yo pongo el izquierdo y él el derecho?«. Como mi cara de desconcierto no les terminaba de responder les tuve que ayudar: «Es que necesito la huella izquierda… de él«.

Sé que entre dos personas que se quieren es muy bonito compartir y hacer al otro partícipe de las cosas que uno vive, pero con ciertas limitaciones. Las huellas dactilares son como la ropa interior, algo personal y que no hay que compartir con nadie.


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5 comentarios en “Compartir es vivir

  1. Jajaja. Lo que no te pase a ti…

    pero pensándolo bien estaría genial. Sobre todo con los duplicados «anda cariño, acércate a la Comi y que te hagan un duplicado de mi carnet, es que me lo han quitado e el rastro, y no olvides que es tu dedo derecho. Cuando te haga falta a ti ya pondré yo el izquierdo»

    Sé que no te lo inventas, hay cosas tan irreales que sólo pueden ser verdad.

    Hilaria

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