De oca a oca

A menudo me siento incomprendido. No ya en casa, que conseguir que te comprenda tu familia tiene su mérito. Muchas veces también me ocurre en el trabajo. Quizá esto no fuera tan malo si además no me sintiera ninguneado. Y esa sensación me aborda con más frecuencia de la que desearía.

No sé si es que no hablo bien o que no lo hago lo suficientemente claro. Desconozco si utilizo un castellano muy antiguo o demasiado ambiguo. Pero tengo la sensación de que cuando le digo a alguien algo que no le apetece oír, no sólo no soy escuchado, sino que además la gente piensa que les digo lo que les cuento porque no tengo ni idea, y tienen que confirmar lo que les acabo de transmitir. Total, como los funcionarios somos tontos…Y eso si confío en la buena fe de la gente, porque de lo contrario creería que lo que quieren es conseguir su objetivo por cualquier medio, y si yo se lo niego lo mismo piensan que alguno habrá que no lo haga. Total, como los funcionarios somos tontos…

Ayer vino un ciudadano a renovar el DNI con unas fotos con el fondo tan azul que parecía que estaba en el cielo. Cuando le dije que no le podía hacer el carné con esas fotografías porque podría tener problemas para ser identificado, esperó a que acabara mi compañera para acercarse a preguntarle lo mismo. Ingrata sorpresa se llevó cuando recibió la misma respuesta. Y yo me pregunto, ¿por qué lo hacen? ¿Por qué cuando no obtienen la respuesta que quieren prueban con el compañero de al lado? ¿Tiene cara de ser más inteligente que yo? ¿O acaso esperan que sea el tonto al que se la pueden colar? ¿Mi respuesta no ha estado bien fundamentada? ¿Mi español ha sido demasiado ambiguo? ¿Piensan que intento imponer mi criterio sin más porque soy ‘el que hace los carnés‘? ¿Y por qué el de al lado no lo haría? ¿Tiene pinta de ser mejor persona?

Cuando regresa con unas fotos en condiciones, lo suyo sería que al acercarse a mi puesto para ser atendido le dijera: «No, disculpe, a usted que le atienda cualquier otro compañero con los que ha comprobado que la foto no le valía. Yo sólo atiendo a gente que no se piensa que le estoy tomando el pelo«. Pero soy muy educado (la culpa es de mis padres), y le acabo sentado. Lo que sí consigue son dos cosas: llevarse una reprimenda por intentar colársela al de al lado obviando mi decisión como si yo no supiera hacer mi trabajo, y que no le dirija la palabra más que para decirle lo que debe hacer durante el trámite.

Sin embargo, esto no sólo me ocurre con las fotos. Con la gente que viene sin cita y a la que emplazo a esperar hasta que pueda ser atendida, también me pasa. Como yo no les atiendo por delante del resto ‘porque ellos lo valen‘, lo prueban con algún compañero, que seguro que es más tonto, o es más bueno. Si yo no les cojo un papel caducado, lo intentan con alguna compañera, a ver si no se fija o no quiere fijarse en la fecha de caducidad. ¿Piensan que si eso ocurre no voy a intervenir para evitar que mis compañeros se equivoquen y que como efecto colateral me hagan quedar como un sinvergüenza? ¿Creen que si puedo hacer algo me voy a negar para jugarme una reclamación o una queja y que me puedan abrir un expediente? ¿Tanta cara de tonto tengo?


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