Cambiador de bebés

Llevo tiempo queriendo contar algo y por unas cosas o por otras no lo he podido hacer. Hoy creo que es un buen día. Un buen fin de semana de febrero me encontraba de compras en un centro comercial con mi mujer y los niños. Estábamos en una tienda de ropa donde ella se probaba algunas prendas. La niña se hizo sus cosas encima y decidí que podría cambiarle el pañal mientras su madre y su hermano seguían en la tienda. Así que busqué unos baños cargado con el equipo de cambio. Cuando llegué a ellos, entré en el de hombres. Sí, ríete de la evidencia tú que estás leyendo esto, pero que sepas que la evidencia es un problema.

Cambiador
Con un trozo de colchón así me conformaba

Por más que busqué no logré visualizar un cambiador de bebés. A menos que fuera un retrete con la tapa bajada. Salí pensando que como era una zona moderna, de poca antigüedad, tendría un cuarto aparte para lactancia o familias, que son más íntimos para las personas con bebes. Pero solo había dos puertas, las típicas «mujeres» y «hombres» que hay en cualquier sitio. Así que mi indignación empezó a brotar. Más aún cuando asomé la cabeza al baño de mujeres y visualicé un cambiador hermoso y sin utilizar. Ganas me dieron de entrar, pero una mujer que miró de mala forma y mis ganas de soltar improperios a espuertas me lo impidieron. Me fui cabreado en busca de otros servicios dándole al lugar una segunda oportunidad. Mi sorpresa fue mayúscula al comprobar que no había un aseo de hombres que dispusiera de cambiador.

¿Por qué? ¿Acaso los padres no sabemos cambiar pañales? ¿Por qué se nos priva la posibilidad de hacerlo? ¿Por qué los padres que van solos con los bebés tienen que dejárselo a una desconocida para que les cambie? ¿Quién ha sido el ignorante que ha permitido ese despropósito? Y digo el ignorante porque no me entra en la cabeza que pueda tratarse de una ignorante, aunque viendo cómo son algunas mujeres… ¿En qué país vivimos? ¿En qué momento alguien decidió por mí que a mi hija se le tenía que irritar el culito si no quería invadir la intimidad de las mujeres que había en el baño (y por ende tener problemas) para limpiárselo? Eso, por supuesto, sin contar con que fácilmente la mitad de las mujeres que me vieran en una sala de lactancia pensarían que soy un hombre divorciado o viudo. Como ya hemos dicho muchas veces, queda demasiado por hacer.