Se busca: Niño perdido

Se busca: Niño perdido

Esta entrada va dirigida, sobre todo, a las personas que son padres de niños pequeños. Sé que muchos de quienes la lean pensarán que ellos tienen cuidado, que están concienciados, que no les va a pasar… Hasta que les pasa. Y les pasa en el momento en que menos se lo esperan, cuando tenían (o eso creían) la situación controlada. Y cuando eso ocurre el mundo se te viene abajo, te agobias, te desesperas, y montones de pensamientos inundan tu cabeza «es culpa mía«, «por qué no me habrá hecho caso«, «quiero que vuelva ya«, «que salga de su escondite«, «por favor Dios (aunque seas ateo/a) que aparezca«, mientras el ahogo que se produce en tu estómago solo te permite llorar sin poder pensar. Estoy hablando de que nuestro niño se nos pierda.

Niño entra la multitudCreo que debe haber pocas cosas más asfixiantes que ver una multitud de gente paseando por todos lados, cada una a su ritmo, y tú mirando entre ella, buscando entre los cuerpos, deseando que todo el mundo se volatilice durante un segundo para poder ver, intentando sin éxito encontrar a tu hijo. Imagino que el corazón latirá a mil por hora, los nervios se apoderarán del cuerpo de uno, y la capacidad de reacción cada segundo que transcurra será menor. Tiene que ser una sensación desagradable hasta el momento en que vuelves a encontrar al pequeño. Suponiendo que eso ocurra.

MultitudY esto es lo que le pasó el otro día en la Feria del Libro a dos personas (un niño sin padres y una mujer sin niño). Fue la señora la que me llamó en exceso la atención por el estado en el que se encontraba. Dos policías hablaban con ella y su respuesta a lo que decían era «Yo sólo quiero que aparezca, yo sólo quiero que aparezca, yo sólo quiero que aparezca«. Yo, que soy mucho de ponerme en la piel de la otra persona (o de intentarlo al menos), esta vez no quería hacerlo. No quería imaginar el sufrimiento que debía estar padeciendo la señora sin saber por dónde estaría su hijo. Una gran avenida llena de gente, con personas yendo y viniendo continuamente, sin dejar que se viera nada. Y quizá el niño estaba bien, pero la madre lo desconocía, y cuando uno no sabe si su hijo está bien lo primero que hace es preocuparse.

Se busca móvilPasamos de largo y le hice ver a mi hijo lo importante que era que fuese siempre de la mano en los lugares con mucha gente (como centros comerciales) para que nosotros no nos pusiéramos tan tristes como esa señora. En ese momento creo que hasta lo entendió, el problema es que no lo retendrá en la memoria lo suficiente como para acordarse siempre. Yo procuro no dejarle solo cuando hay gente suficiente como para poder perderlo de vista, porque no necesita más de cinco segundos para que desaparezca de mi campo visual. Sólo espero que la mujer encontrara a su pequeño. Y a los padres que me leen, que cuando vayan con los pequeños cambien el móvil por la mano de su hijo (nadie se imagina la cantidad de padres que van sueltos de sus hijos y sujetando su móvil con ambas manos). Perder un teléfono duele, pero perder un hijo duele más aún.