Precaución, amigo conductor

BBike

El fin de semana pasado fuimos de paseo por la ciudad y tanto al ir como al volver hacia casa, en la carretera, me topé con unos vehículos llamativos, que dicho sea de paso, deberían prohibir. Mejor aún, no tendrían que haberlos permitido nunca. Leo tu prejuicio: «Ale, ya está el radical«. Bueno, quizá no te falta razón. O quizá me la des al final de la entrada.

No quiero hacerles publicidad porque me parece un peligro público. El vehículo en cuestión es una mesa alargada a la que le han puesto 18 asientos con pedales de bicicleta alrededor, que cuenta con varios grifos que tiran cerveza y de los cuales uno puede servirse libremente. Pedalear en ellos es lo que hace que el cacharro se mueva. Con esto, la que se denomina como Bicicleta de la cerveza, es aparentemente un lugar distinto donde ver la ciudad, hacer ejercicio y refrescarse tomando una cerveza, todo a la vez. Qué inventazo. Y yo malmetiendo, cómo soy… El caso es que leyendo lo que serían sus «Términos y condiciones de uso«, esa gran empresa establece una serie de normas y prohibiciones que si se incumplen se pueden castigar con el fin del uso del aparato. Ja. La teoría (publicidad) es que eso está muy controlado para que nadie haga el burro, y que resulta lo mejor para celebrar un cumpleaños, una despedida de soltero/a o para pasar un rato con los amigos de una forma distinta, atractiva y divertida.

La realidad es bien diferente. Lo que yo pude ver es que eso iba por mitad de una calzada de varios carriles para cada sentido, a una velocidad de unos 6-7 km/h cuando los coches circulan entre 40 y 60 (¡9 veces más!), que los coches tenían que frenar para no empotrarse en él, sobre todo si venían de saltarse un semáforo en ámbar-casi-rojo, que a veces estaba parado en la carretera sin señalización de ningún tipo, y que ahí solo había borrachos haciendo el cabra, gritando, levantándose, saltando y agitándose en asientos sin ningún tipo de cinturón de seguridad (sí, haciendo todas esas cosas prohibidas y por las cuales ninguno se bajó aunque en las normas diga otra cosa).

FrenazoSegún la empresa, los pasajeros pueden beber hasta dos litros de cerveza, pero el «conductor» que supuestamente controla el aparato no está midiendo lo que bebe cada uno, sino que está de cachondeo con los pasajeros. Si uno de esos seres inteligentes con más alcohol que sangre en las venas decide saltar o hacer el idiota encima del aparato como hicieron dos el día que yo lo vi y se caen a la carretera (afortunadamente eso no pasó), ¿qué ocurre? ¿Y si alguien le atropella por la falta de tiempo para reaccionar? ¿Tiene que vivir ese conductor con eso toda la vida por culpa de un descerebrado y unos sinvergüenzas (la empresa)? ¿Y si lanzan un vaso de cerveza a un conductor que va tranquilo y le provoca un accidente? Hay borrachos que no necesitan mucho para verse intimidados y «defenderse«.

Todo eso está prohibido, pero tras la experiencia me río yo de las actuaciones de la empresa ante actos prohibidos en sus normas. A menos que un policía les multe, no creo que ocurra nada. Y en caso que algo pase, la empresa dice que no se responsabiliza de nada de lo que hagan los borrachos que lleva a bordo. No, si tontos no son. Se lo huelen y se curan en salud…

¿Habías visto alguna vez algo similar? ¿Qué te parece que algo así circule por ciudades muy transitadas? ¿Lo quitarías o lo probarías?