Cuando me dijo que se iba a coger un pedo descomunal, lo que menos imaginé fue que se colocara unos guantes de béisbol en cuanto me acabé el plato de judías pintas.
Nanorrelato
Nanorrelato – El escurridizo
—Lo bueno es que hoy, todo me resbala —me dijo asomando por la puerta, desnudo y bañado en aceite corporal.
Nanorrelato – El controlador
No se operó de su estrabismo por miedo a dejar de tenerlo todo bajo su supervisión.
Nanorrelato – Consecuencias
Después de perder los estribos por tercera vez en una semana, sus padres decidieron vender el caballo.
Nanorrelato – Decadencia
Pasó de hacerla vibrar en la cama a vibrar en su cama. Cuando se acabó, lo puso en modo silencio para que no volviera a molestarla.
Nanorrelato – Rutina
Una vez al día, como mínimo, montaba en cólera. De todos los que tenía, era su caballo favorito.
Nanorrelato – Justicia
Cuando mi amigo policía me digo que caería sobre mí todo el peso de la ley, no imaginaba que me lanzaría una estantería llena de libros de derecho penal.
Nanorrelato – Perdóname
Durante dos meses la llamó cada día para disculparse, hasta que se cansó de ser solo una llamada perdida al otro lado.
Nanorrelato – Por llevar la contraria
Escuchaba, a pesar de ser sordo; hablaba, aunque siempre fue mudo; veía, sin embargo, era ciego. Había nacido para ser lo contrario de lo que quería ser.
Nanorrelato – El vigilante
La observó día y noche durante cinco años; desde que salía de su casa, hasta que volvía a ella. Le resultó muy sencillo conocerla por accidente y saber cómo hacerla feliz cada día.