Reunión de cerdos con perros

Cerdos y perros

Hace tiempo que vengo observando algo. En los barrios de mi pueblo donde hay amplias zonas peatonales y con parques para los niños se vienen reuniendo grupitos de adolescentes irresponsables con perros. Dejando a un lado que casualmente ninguno de los canes es un chihuahua o similar, me llama mucho la atención que todos los perros están sueltos y los dueños sentados y fumando en un banco, supongo que también charlando. Y no he visto ninguno, y prometo que me he esforzado, que tenga una sola bolsa. O varias, porque con tanto animal una bolsa igual es poco y se acaban ensuciando la manos.

Regalo deseadoSin ánimo de acusar a nadie, cuando uno pasea después por esas zonas o los niños acortan para llegar al parque, lo más probable es que alguien se encuentre con un regalo no solicitado y, lo que es peor, que se lo lleve pegado en la zapatilla hasta casa de forma inconsciente. El problema es que no sólo ocurre con los jóvenes, sino que también muchos «adultos» incívicos y sinvergüenzas hacen lo propio con sus mascotas. Esos tienen una técnica más perfeccionada, que consiste en llevar siempre una bolsa (la misma) atada a la correa. En ocasiones ya está descolorida, lo que indica que el amo gasta muy poco dinero en bolsas y que ya va siendo hora de cambiarla, al menos por apariencia (porque vergüenza no tiene).

Regalo no deseadoEn ocasiones pienso que esa buena gente lo hace mirando por el prójimo y deseando que les toque la lotería. Es por todos conocida la asociación de la buena suerte con el hecho de llevarte el premio en la suela. ¿Y si sólo quieren nuestro bien? Sin embargo, yo discrepo de esta asociación por dos motivos. El primero, porque durante un año hice un estudio empírico con un amigo que se dedicaba a pisar todas las que veía y los resultados no fueran satisfactorios en absoluto. Está en el paro, le han operado tres veces y no encuentra una mujer con la que formar la familia que desea. El segundo, porque algo que huele mal, es muy complicado de quitar, te pone de mala leche y te hace soltar improperios no puede ser sinónimo de buena suerte, a menos que tengamos en cuenta la teoría compensatoria.

¿Por qué llevan a los perros a que dejen sus cosas en la calle, porque es de todos? ¿Por qué no les enseñan a ir al váter? Eso les daría mucho tiempo libre. ¿Por qué no los sacan al balcón a hacer sus necesidades? Así, si la mujer un día va apurada le puede decir «Cariño, hoy no cocines«. Estaría bien también que dejaran su regalo en mitad del pasillo, así podrían saber lo que sienten los demás con su generosa forma de compartir las sobras de sus mascotas. Si viera a alguno hacer eso me entrarían ganas de decirle lo que leí una vez en un cartel: «Sé limpio. Los restos de TUS animales son TUYOS. No los compartas«.

¿A ti también te saca de tus casillas ver la acera sucia? ¿Crees que debería haber una normativa más restrictiva en parques y zonas infantiles? ¿Crees que es cierto que llevarse el premio a casa da buena suerte?