Viaje del viernes #27

Hay muchos trabajos distintos. Y no todas las personas valen para cualquiera de ellos. Reconozco que para atender al público tienes que valer. No todos están preparados para esa tarea. Pero también es cierto que hay que ser humilde, y si para algo no se sirve, se pide el cambio a otra cosa. ¡Será por trabajo! Y si además de atender al público hay que hacer un filtro de personas, la cosa de descontrola, porque el trabajador necesita ser bastante más eficiente. Pero el ser humano es cómodo (sí, algunos más que otros), y resulta más sencillo dejar que los demás hagan nuestro trabajo y tener tranquilos los días en el curro, se hace. Que son muchos a lo largo del año.

Sé que hay muchas personas a las que no le gusta discutir. Comprendo que es muy duro tener que pelearse con la gente por los mismos motivos una y otra vez, un día tras otro. Entiendo que en un momento dado no apetezca aguantar las rabietas de quienes no entienden las explicaciones de las negativas que se le están dando. Pero lo que no me entra en la cabeza es que para evitar eso se utilice por decreto la opción de ‘pasarle el marrón al de dentro‘. Sobre todo cuando el día menos pensado necesitan un favor del de dentro (curiosamente) y le dicen «Ey, compi, necesito…» Vamos a ver, ¿para pedir un favor es un compi, y para recibir el marrón no? ¿O es que esa es la mejor manera que tiene de tratar a los compis?

Hay dos luchas en las que mis «compañeros de la puerta» (afortunadamente no todos ellos) ya no entran: la gente que viene sin cita y los que vienen cuando se ha cerrado al público. Y es que ya no quedan «compañeros de la puerta» como los de antes. Antaño, si yo le decía a alguno de ellos: «Por favor, si viene alguno sin cita mándale a casa o que venga otro día porque entre los de vacaciones y los enfermos hoy estamos bajo mínimos«, esa mañana no entraba nadie sin cita. Ni siquiera a preguntar.

Ahora, con tal de no tener que aguantar a la gente con frases como «Es que es sólo una preguntita«, «Es que tengo una urgencia«, «Es que me corre mucha prisa«, «Es que mi vida depende de la renovación de este DNI«, «Es que puedo esperar hasta última hora para que me lo hagan» (que este es otro tema que ya trataré), «Es que son sólo 2 minutos y me voy«… les dicen a todos los que llegan: «Pase y que dentro se lo solucionen«. Alegría.

Da lo mismo que nosotros estemos también saturados de personas a la espera. Lo importante es que el problema ya no está en sus manos. Así, siempre llega alguno con una urgencia y para contarme su historia me entretiene sin poder seguir atendiendo, con lo cual crece el tapón de gente que espera. Otras veces lo que ocurre es que se cierra al público para seguir realizando gestiones administrativas con los expedientes que se han ido tramitando a lo largo de la mañana. Sin embargo, hay gente que desea entrar estando cerrado, y por no estar debatiendo entre la hora que es, las personas que hay dentro, y por qué otros sí pueden y ellos no, reciben la misma frase: «Pase y que dentro se lo solucionen«. ¿Por qué? ¿Tan difícil es repetir «Lo siento señor/a, hemos cerrado, vuelva usted mañana«?

Si alguien viene cuando está cerrado, lo hace por dos motivos: o no tiene cita, o llega bastante tarde. Si atiendo al ciudadano que acaba de pasar el filtro de la puerta, pierdo más tiempo discutiendo con él indicándole que vuelva otro día que escuchando lo que quiere contarme. Sobre todo porque vienen con la frase aprendida: «Es que su compañero de la puerta me ha dejado entrar y me ha dicho que le pregunte a usted«. Y el tiempo perdido en cualquiera de los dos casos anteriores no lo dedico a los trámites que tengo pendientes, con lo cual se me genera una maravillosa acumulación de trabajo. ¿Por qué tengo que hacer yo lo que deberían hacer otros? ¿Sólo porque para ellos es más cómodo? Trabajamos en la misma oficina, somos compañeros. Por el bien de todos, dejemos apagado el ventilador.

73 comentarios en “Viaje del viernes #27

  1. Si es que tienes más paciencia que un santo querido Óscar. Quizás por eso te pasan estas cosas. Si fueses un borde y un capullo, los de afuera dirían 《uy no, no se puede pasar que el de la mesa de renovaciones tiene una mala leche que pa qué》 y no habría problema, pero como eres un sol, abusan.
    Por cierto, vengo tarde y sin cita,es solo una preguntita, me puedes atender? (Caida de ojos y morritos)…

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    1. Pues no creas que no lo intenté alguna vez, incluso a los de la puerta la echaba la bronca. Pero están tan acostumbrados a no hacer caso de lo que la gente la dice que yo no era una excepción. Sólo les faltó decirme alguna vez «pasa y que el de dentro te atienda». A ti yo te atiendo aunque eche horas sin cobrar. Besitos

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  2. Siempre hay que poner un límite porque como des tu brazo a torcer la primera vez puedes dar el brazo por perdido. Y con los compis se puede aplicar aquel refrán que dice que más vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo.

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    1. Y como saben que con eso está arreglado, pues ya está. Aún así, más de una vez me dije a alguno «yo no le voy a atender, mire cómo está la sala… Si quiere, vaya al que le ha dejado pasar y que le atienda él». Y se han ido jurando en arameo pero me da igual. Total, nunca volví a saber de ellos… Besitos

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  3. Mi trabajo es muy diferente, con los compañero, solo tratamos, en el momento del cambio de turno y solo le comento si hubo algún problema o no. En el momento que estoy trabajando, estoy solo, todas mis horas de trabajo. Eso si lo que te pasa a ti, no debería de ser. Tendríais que estar mucho mas unidos, pero claro , eso es muy difícil. Un gran abrazo amigo y las entradas de los viernes, me encanta.

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      1. Lo importante es que cada uno somos como somos y eso marca la diferencia… El tiempo pone a cada uno en su lugar… No lo dudes… Jajaja muchas gracias… Primero a ver si empiezo a ganar millones con ellas para asegirarlas… Jajaja

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  4. Un día voy a hacer un yo un post de «historias tres una mesita lack» sobre las impertinencias de los clientes de IKEA, que son para darles de comer aparte (sobretodo los sábados) poer suerte luego me pasé a un trabajo de oficina donde cuando te gritan por teléfono les puedes poner en musiquita de espera un rato para ver si se calman… En fin, me parece terrible lo de pasar marrones, una pena vaya! Todo el mundo se cree siempre que lo suyo es lo más importante y que tiene más derecho que nadie 😦

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    1. Anabel, ser trabajador/a de Ikea tiene que ser de lo más sacrificado. Atienden a gente que se lleva las cosas a casa para montarlas, ¡y eso significa trabajo! ¡Como si no tuvieran bastante durante el resto del día! Y si estás en atención al cliente o algo similar, solo te deseo que el botón de dejar a la espera no se te rompa nunca. Sé lo que es eso y es bastante duro… Besitos

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  5. Mándalos otra vez a la mesa de fuera y así, mientras van y vienen se cansan, por lo menos. Pensaba que tú estabas en la mesa de fuera, mira por dónde. Hay compañeros con mucho morro, eso es general en casi todos los trabajos.

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    1. Más de una vez lo pensé pero nunca lo hice. Si había poca gente me daba cosa no atenderles porque sabía que tenía posibilidad de hacerlo y en pelearme con ellos iba a tardar más. Si había mucha, les cogía cita para otro día y se iban contentos porque les había hecho caso y no me hacían perder mucho el tiempo… Lo sé, soy idiota. Besitos

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    1. Y lo peor son los que encima de no querer o no saber hacer bien su trabajo están al borde de la jubilación y les importa todo tres narices porque además de piensan que están por encima del bien y del mal… Estos me daban alergia… Besitos

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  6. Yo en donde ahora trabajo estoy bastante contenta con mis compañeras, somos un equipo. Pero me he cruzado con gente así, tienen mucho morro y son especialistas en escabullir los marrones.

    Besos, buen finde.

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    1. Y ya no sólo en escabullirse, sino en ponerles una bandeja y servirlos al de al lado… Me alegro mucho de que estés en un bien ambiente laboral, es algo básico para la felicidad laboral. Aunque no sé por qué, me da que tener buen ambiente contigo en el trabajo es algo realmente fácil… Besitos

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  7. Madre mía Óscar como te comprendo en muchas cosas por estar cara al público, que santa paciencia!!! ya sabes insufla, resufla, insufla, resufla… 🙂 esto aderezado con muchos besos de camino, muackssssssss.

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  8. Creo que siempre hay que poner un límite, mi querido Oscar, pero… te entiendo tan bien!!! A mí me pasaba igual en mi trabajo porque no soy capaz de ponerle mala cara a nadie y algunas veces y, por desgracia, hay que tener un poco de mala leche, sino te comen.
    Besetes, corazón!

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    1. Pues sí, la verdad es que siempre encuentras algún bobo que te hace la vida imposible y hay que saber manejar la situación, pero en ocasiones es muy complicado… Yo hubo veces que no pude contenerme. Muchas veces, je je je. Besitos

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  9. Hay gente que simplemente esperan a que pase la jornada y los marrones para otro…Yo, después de un tiempo de experiencia, te recomiendo que le digas al de la puerta: la próxima vez que pase alguno que no deba , lo escalare como se deba….A ver, queda borde si…pero si no se te suben a la chepa y a ellos les da igual porque hacen la parte fácil.

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    1. Pues mira, eso es algo que hice más de una vez, pero desgraciadamente no sirvió de nada… La jefa les decía que no los pasaran, pero como iban por turnos no decían nada a los del día siguiente y la jefa se cansaba de aleccionar a su personal… Besitos

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