Viaje del viernes #13

La vida está llena de reglas, y todas ellas tienen excepciones. Supongo que debido a esta premisa es frecuente escuchar cómo muchas personas dicen continuamente «¿Y no podrías hacer una excepción conmigo?«. Sé que no piensan cuando lo dicen, porque a poco se parasen a discurrir podrían llegar a la siguiente conclusión sin ayuda: «¿Y por qué va a hacer la excepción conmigo y no con cualquier otra persona, acaso soy más o mejor que el resto?». Esto es algo que yo no he querido preguntar nunca y que me daba mucha rabia que me preguntasen. Partiendo de la base de que no puedo saltarme las normas, no entiendo por qué debería hacerlo con alguien a quién no conozco y nada me ofrece…

La vida está llena de excepciones. Y las reglas más aún. Las excepciones son esos ejemplos que se saltan la norma para llegar al mismo fin que los que la cumplen. En resumen, son unas privilegiadas. La dificultad estriba en saber quién puede ser excepción en cada momento. ¿Por qué uno sí y otro no? ¿De qué depende? En muchas situaciones de la vida depende del dinero que uno tenga, de lo famoso que uno sea, o incluso del sexo que a uno le haya tocado.

Estamos hartos de ver que si uno es rico le invitan en todos los sitios donde va (cosa curiosa, porque si se tiene dinero para pagar lo que sea no hay necesidad de que le inviten, al contrario, tendría que pagar más). O que si uno es famoso le cuelan, le regalan, vamos que le tratan con privilegios como si fuera de una especie superior. Y que cuando un chico necesita algo, en igualdad de condiciones es más fácil que una chica se lo proporcione (en lugar de otro chico), y al contrario, sobre todo al contrario. Y más si la persona que pide tiene buena presencia.

Cuando la gente viene a renovar su documentación a mi puesto, a menudo piensa que pertenece a uno de esos grupos y que se encuentra en uno de esos ámbitos. ¿Qué les hace pensar que son la excepción? ¿Por qué ellos y no otros? ¿Se creen más personas que el resto? Me gusta pensar que no necesariamente, y que lo que ocurre es que les importa muy poco lo que haga con los demás, siempre que ellos sean la excepción. El problema es que generalmente quieren ser la excepción para algo beneficioso para ellos, según me aseguran sólo por esa vez (no se lo creen ni ellos), y siendo yo el que incumpla la ley (sólo un poquito). Curiosamente, nunca me dicen: «¿Y no puedes hacer conmigo una excepción y quedarte con los 10 euros que sobran de la tasa?«. Siempre es algo como: «¿Y no puedes hacer una excepción y no cobrarme la tasa?«.

Además, aún espero que alguien me explique por qué debería responder afirmativamente a preguntas del tipo: «¿Y no podrías cogerme los papeles caducados?«, «¿Y no podrías atenderme sin cita delante de todos los citados, que tengo cosas que hacer?«, «¿Y no podrías hacerle el pasaporte a mi hijo sin el libro de familia?«, «¿Y no podrías cogerme las fotos de hace diez años si apenas he cambiado (esto sí que es gracioso y algo que merece tratarse aparte) y no tengo tiempo, ganas ni aspecto para hacerme otras nuevas?» Pues no señores ciudadanos, no podría. Ni puedo, ni debo.

Pero he de ser sincero. En relación con un caso anterior, tengo una excepción. Hay alguien menor de edad a quien no le pediré el libro de familia cuando tenga que expedirle el pasaporte: mis hijos.

80 comentarios en “Viaje del viernes #13

  1. Pues yo no te pediré la excepción, al contrario, te regalaré una sonrisa, un «gracias has sido muy amable» y un «da gusto renovarse el DNI con personas tan amables» y probablemente lo perderé al mes siguiente para poder volver.
    En un pais acostumbrado a que todo el mundo se salte a la torera las leyes, a los amiguismos, al tráfico de influencias, al final acabamos siendo todos iguales y pensando que todo vale.
    Afortunadamente aún no está todo perdido y sigue habiendo gente como tu.
    Lujazo eres Oscar de mis amores!!!

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    1. Y yo acabaré rendido a esa sonrisa que me levanta el ánimo, a la sonrisa que alegra la mañana de trabajo, al agradecimiento de una mujer educada y alegre, y seguramente te utilizaré como referencia de ciudadana ejemplar. En un país acostumbrado a que todo el mundo vaya a la suya, ensimismado, donde no se reconoce el esfuerzo y trabajo del otro, al final se acaba valorando como no te imaginas una sonrisa y un «gracias», a pesar de ser gratis. Afortunadamente no está todo perdido y sigue habiendo, también, gente como tú. Un placer tenerte «cerca», Anita de mis ojos!

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  2. Así somos, siempre intentando dar un rodeo para eludir nuestras obligaciones. Tengo que decir que a mi no me gusta preguntar si pueden hacer una excepción conmigo, de hecho casi nunca pregunto, me dicen esto es así y me voy sin más, sin replicar. Incluso me siento mal cuando hago uso de un privilegio delante de otros que no lo tienen, como entrar por la cola VIP en los aviones. Como mi marido viaja mucho, tiene puntos para morir y el privilegio de los vips. El está acostumbrado, pero yo me siento mal cuando entro tan ricamente con él y veo al resto de personas que esperan pacientemente su cola. Mi marido me dice, si tan mal te sientes, ponte a la cola con ellos, y entonces le digo, no te preocupes, en cuanto esté sentada se me habrá pasado, jajajaja.

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    1. Jajaja, es el síndrome de la buena persona, Sensi. Cuando llevas muchos viajes así se te pasa. O si te encuentras a alguien impertinente en la otra cola, jajaja. Pero a tu marido no le han regalado nada, se lo ha ganado invirtiendo su tiempo en viajes, la verdad. Si fuera por la cara sí que podrías sentirte así. Y siempre puedes replicar cuando no estás de acuerdo en algo y crees que llevas razón, todos nos podemos equivocar. Lo que no está bien es que hagan contigo algo que no hacen con nadie simplemente porque sí. Besitos

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  3. El otro día escuché en la radio una broma y me acordé de tí. Un hombre que quería utilizar fotos viejas para su documento y le decía a la funcionaria que le podía pagar, y ella me recordó a tí, educadísima, amable, y al mismo tiempo le respondía con un humor que me encantó. Le respondió, después de mucho insistir el señor, algo así como «vuelva en cinco minutos, que voy a consultarlo con mis compañeros, decidimos cuánto dinero podemos aceptar de soborno y se lo comunicaremos, usted llame y pregunte por mí, diga que si puede atenderle la persona que acepta los sobornos y enseguida le pasarán conmigo». Me pareció genial. La verdad es que alucinante la paciencia que tenéis algunos atendiendo a la gente… Sobre las excepciones, yo creo que va en la personalidad. Hay quien nunca pide nada, y quien siempre juega a eso, vive así de hecho, siempre rascando privilegios. Para todo hay que valer. ¡Un abrazo privilegiado!

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    1. Me parto, jajaja. El problema es que seguramente haya gente que acepte dinero por eso, y encima muy poco dinero. Yo le habría dicho que con el dinero de mi soborno se pague un buen book o unas fotos de fotomatón y una cena con el sobrante… Sí que es cierto, Sil. En ocasiones la paciencia que hay que tener es gigantesca, pero el trabajo de cara al público es así. 🙂 Besicos pacientes

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  4. ¡Ay! Te recuerdo que vives en España (Antigua Ep-paña y olé). Es este país un nido de corruptelas, corruptelillas y corruptelazas (que todo viene a ser lo mismo), pequeños y grandes sobornos, pequeños y grandes chorizos, Bárcenas y Urdangarines más que perros descalzos…
    Hay un anuncio en estos días (El del jamón Navidul) en el que se hace gala de estos pequeños sobornos de los que hablo. ¡Y lo cojonudo es que nos resulta graciosa la situación! Graciosa por habitual diría yo, y asumida por nuestra cultura de Lazarillos de Tormes
    ¿A ti no te han llegado con el Navidul (O el cinco jotas) junto con cualquiera de las preguntas capciosas que te suelen hacer?
    Amigo, esto es todavía Ep-paña, un país lleno de listillos, listorros, listazos… y verdaderos hijos de puta que se pasan las normas por el forro.
    Espero que con gente como tú esto pueda ir empezando a cambiar un poco. Todavía soy así de ingenuo a pesar de la edad.

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    1. Viene a ser lo mismo, pero a distintas escalas, las corruptelillas son las que se hacen pensando que has mangado la de dios y te has hecho con un montante de unos 40 euros. Las corruptelazas son de 40 mil millones de euros. Que en principio puede parecer la misma cifra, pero no lo es. Tengo que ver el anuncio de Navidul, que yo el último que vi era el de Bertín Osborne, jejeje. Gracias, Cándido, espero que sí, que la gente no se deje vender ni comprar, que las generaciones venideras vengan mejor educadas, aunque si los que tienen que educarlos lo hacen mal, es complicado. Espero que no peques de ingenuo y que poco a poco podamos dar tintes verídicos a tu último párrafo. Un abrazo.

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    1. Es así, nuestro referente es una persona con mucha picardía pero con poca empatía, de hecho, cuanto mejor haces las cosas más tonto quedas «Mira qué listo mi cuñado, que no declaró a Hacienda mil euros y ni se han enterado esos bobos, y el tonto de mi vecino declarando hasta el último céntimo»… pues eso.

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  5. Abufff! Pues yo debo de ser rematadamente » gilipichi»: me gusta hacer las cosas correctamente, y sin pedir excepciones. Si las cosas son así, son así y punto. Hay que llevar un orden, y no saltarnos las reglas «porque yo valgo más que tú». Desde que llegué a España veo mucha falta de educación y mucha jeta. Así nos va… . En fin! Siempre habrá algún funcionario recto como tú que mantendrá el orden! 😉
    Muchos besos!

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    1. Jeje, gracias!! La verdad es que serás «gilipichi», pero ojalá fueran todos igual de «gilipichis» que tú!! Hay cada uno por ahí que me da vergüenza ajena, y cuando un caradura de esos me decía lo de la excepción me enevaba, porque no sé qué veían en ellos que no hubiera en el resto de personas que tenían detrás… Lamentable. Besitos.

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  6. Eso de «Estamos hartos de ver que si uno es rico le invitan en todos los sitios donde va (cosa curiosa, porque si se tiene dinero para pagar lo que sea no hay necesidad de que le inviten, al contrario, tendría que pagar más). O que si uno es famoso le cuelan, le regalan, vamos que le tratan con privilegios como si fuera de una especie superior». Lo has clavao.

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    1. Eso, Chus, es algo que siempre me he preguntado. Por qué le evitan el pago a los que tienen dinero a espuertas. Así me hago rico yo también, nos ha fastidiado! La deberían pagar el doble, para que dieran buena imagen! Y encima mucha gente lo ve bien y lógico que se haga así. Qué triste… Un abrazo

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  7. Creerse el ombligo del mundo y, por tanto, con distintos derechos al resto de todos los bichos vivientes (racionales o no) es algo habitual en la especie humana. Y eso aún se agrava más ante un funcionario(*).
    (*) – Funcionario: “Dícese del busto parlante tras una mesa o ventanilla que guarda gran similitud con una ‘persona’ y a la que se le paga el sueldo con los impuestos de los sufridos ciudadanos y que, por tanto, tiene que hacer lo que se le ordene.”
    ¡Ay! Si aplicáramos más y en todos los aspectos aquello de no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan…

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  8. vaya haz tocado un tema importante y que todo mundo sabe y aun así siguen haciéndolo, y como dices tu y yo lo resumo en mis palabras : el trabajo es el trabajo, y aquí nadie es privilegiado más que yo, ja ja ja, digo siempre hay gente con excusas que si no tengo tiempo, que si pasame directo no puedo estar parado, ¡ah! ¿y los demás si? Obviamente todos somos como dice la ley iguales. Gran planteamiento Oscar un afectuoso abrazo

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    1. Gracias malvado ego. La verdad es que sí, hay personas que se piensan que su tiempo vale más que el del resto de personas… ¿Por qué piensan que ellos no pueden perder el tiempo y los demás sí? Hay que tratar a todo el mundo igual, nadie sueña con pasar su tiempo libre haciéndose la documentación… Un abrazo

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    1. Pues si rubilla, y yo creo que la culpa es de los que quieren conseguir algo a toda costa y para ello no se paran ni a pensar en los demás, ni en si estará bien o no lo que hagan. Solo quieren su resultado y olvidarse de lo demás… Muchas gracias por pasar y comentar. Besitos

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  9. Ay, de verdad, las cosas que tienes que aguantar. Tienes tu parcelita en el cielo más que ganada.
    Me ha hecho gracia que te preguntes por qué a los ricos les regalan cosas, es algo que me pregunto yo cada día. Si ellos tienen dinero de sobra, ¡que se lo compren! En fin, este mundo no lo entiende nadie…
    ¡Un beso!

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    1. Por alguna razón que desconozco, estaba tu comentario en spam… Muchas gracias. Creo que cualquiera que trabaje en atención al público tiene una parcela ganada, al menos los profesionales que hacen bien su trabajo, porque hay alguno que tela… Besitos

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  10. Vaya por delante que tengo sueño, pero no entiendo este post. Es que lo que cuentas pasa en cualquier tienda de barrio, hasta en una panadería que se escucha de todo ésto, que te diría yo. Ya en un centro comercial la gente se corta más, por el vigilante supongo. Pero en la administración que ellos ‘pagan’ los impuestos (y ésto daría para un debate, verdad Oscar? Jajaja) pues imaginate si no tienen derecho ‘a pedir’ excepciones…

    En definitiva, el jeta nace, o se hace gracias a los políticos? 😉

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    1. Teniendo en cuenta que nosotros elegimos con nuestro voto al caradura que nos dirige, entiendo que cada cual piense que en su zona puede pedir el mismo trato que ellos… Pero lo que me parece realmente triste es que eso pase en todos los sitios, y con cualquier cosa. He visto en tiendas preguntar a la dependienta «y no puedes hacer una excepción conmigo?» y me ha parecido tan triste y lamentable que por educación no he dicho desde atrás «pues no señora, porque si no le pido yo otra excepción, que usted no es más que yo, y dos excepciones igual es mucho». Lo de pagar mi sueldo lo he oído mucho, pero nunca directamente a mí. Y mira que tenía varias respuestas preparadas por si se daba el caso… Un abrazo

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  11. ¿Qué puedo añadir que no hayan dicho ya? No mucho, asi es la gente en todas partes, en todo el mundo. Hasta yo me confieso de poner cara de inocente palomita cuando un oficial de la policía me detuvo por pasarme un alto…»Sr. oficial…haga una excepción conmigo, persiga a los malos, yo solo me despiste, no lo vuelvo a hacer..» «Esta bien Sra. sea mas cuidadosa la próxima vez…»
    Lo que me gusto y me enterneció fue la conclusión que le diste: «Hay alguien menor de edad a quien no le pediré el libro de familia cuando tenga que expedirle el pasaporte: mis hijos.» Aplausos Oscar!! 😉

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    1. Y seguro que con tu voz dulce y tu cara de niña buena consigues lo que quieras, pero está mal. Eso es abuso de poder, je je je. En ocasiones si te haces la víctima y el tonto te funciona igual sin tener que pedir ser la excepción, je je je. Besitos flor

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  12. No, si gente con cara lo hay en todos lados. Una vez me dijeron que en esta vida tienes que echarle cara a las cosas porque es lo que vale (y sobre todo para encontrar trabajo). Y en todos estos años he de confesar que no he podido, respeto demasiado las reglas…

    Mucho animo con todas estas personas que mira, te han dado una buena historia que contar ¿eh, oscar? 😉

    Un millon de sonrisas 😀

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    1. No te imaginas corazón! Eso también lo he pensado yo más de una vez, echarle cara a la vida para poder conseguir las cosas, porque a menudo los «paraos» no conseguimos nada. Pero es que no me sale!! Te prometo que muchas veces me conciencio y nada… Al final, los que somos buenos, somos buenos… Besitos!

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  13. A mi es que no me sale lo de echarle morro al asunto. La gente me lo recrimina mucho pero yo recuerdo lo mal que lo pasaba cuando estaba de cara al público en la clínica y no, me niego a hacerle pasar a un trabajador por lo mismo. Porque lo peor de todas estas ‘excepciones y favores’ que pide la gente es que, cuando te niegas a realizarlos, encima parece que les tengas que pedir perdón. Cuando los caraduras son ellos! U_U.

    Un abrazo 🙂

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    1. Efectivamente, Hobbita. Lo malo es que quien mejor lo entiende es una persona que ya lo ha vivido, y que te recriminen una actitud ejemplar denota el tipo de país en el que vivimos, tristemente. Totalmente de acuerdo con tu apreciación de que por hacer bien tu trabajo parece que estás haciendo algo malo… Besitos!!

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