Relato – Secretaria de dirección

Erika y su blog Anécdotas de secretarias fue uno de los mejores descubrimientos que hice en los premios 20blogs del 20 minutos a primeros de año. Por el blog en sí, que cada viernes nos enseña algo nuevo acerca del mundo de la alta dirección empresarial con mucho humor, y sobre todo por la gran persona que hay detrás. Erika es una mujer versátil, elegante, trabajadora, simpática, agradable, colaborativa, profesional, inteligente, resolutiva, capaz y tenaz, entre otras muchas cosas. Poco me queda por decir que no haya dicho ya de esta mujer, la que posiblemente sea la mejor secretaria del mundo. Que en cualquier momento está dispuesta a echar una mano a quien lo necesita (a mí me ha echado muchas), que tiene al alcance un gesto de agradecimiento público cuando tiene ocasión (conmigo lo hace constantemente), que regala sonrisas y dedicatorias cada vez se pasa por los blogs que sigue (en el mío lo hace a menudo), que ayuda a todo el mundo a llegar más lejos compartiendo todas las publicaciones en todas sus comunidades y redes sociales (tiene su perfil lleno con mis publicaciones)… Así que llega el momento de tener un pequeño gesto de agradecimiento con ella, de dedicarle una historia. Espero que le guste. Y a ti, te recomiendo que cada viernes sintonices su blog, es una buena manera de terminar la semana.

Aburrida del trabajo
Erika colgó el teléfono y dejó de teclear. Miró la pantalla y dio un suspiro. Cerró los ojos y dejó que su mente se evadiera durante unos instantes. Allí estaba. No era lo que había soñado de pequeña, ni siquiera lo que había querido ser cuando estaba a punto de concluir su máster en Dirección de Empresas. Sin embargo, ser secretaria del subjefe adjunto no era un trabajo tan malo. Al menos era mucho mejor que estar sirviendo hamburguesas en aquel antro de comida rápida en el que se vio obligada a ganarse el sueldo al terminar la carrera. Quería pagarse el máster y no había conseguido nada mejor. Llevaba tres años en la empresa pero no veía demasiado claro qué podía hacer con su vida. Ella no quería ser secretaria, al menos a tan bajo nivel, por lo que un día decidió hablar con su jefe para solicitar una mejora.

Esa mañana, Erika entró en el despacho del Señor Fresnedilla dispuesta a hablar con él, y se sorprendió al encontrarle junto al Señor Román. Erika, muy perspicaz, sospechó. ¿Los dos jefes juntos, y sin ella? ¿Qué se traerían entre manos? Sin dejarla explicarse, el Señor Román le dijo a Erika que tenía una agradable sorpresa para ella. Desde ese día pasaría a ser su secretaria. Se trataba de algo parecido a un ascenso. Al fin su trabajo y dedicación habían dado sus frutos. Erika lo agradeció y se alegró enormemente por el cambio. ¡Ahora sería la secretaria del señor Director! Cambio de planta, cambio de jefe, cambio de funciones, cambio de compañeros… En el fondo Erika estaba deseando que ocurriera algo así.

Erika MartinErika era una mujer agradable que no se llevaba mal con nadie. No tenía malas palabras para sus compañeros, era divertida, alegre, y podía pasarse la mayor parte del día con una sonrisa dibujada en la cara. No le gustaba criticar a los demás y encajaba a la perfección las bromas que le hacían. Además, era una gran profesional y resolvía de forma más que eficiente su trabajo. El Señor Fresnedilla estaba encantado con ella. Esa forma de ser tan idílica quizá fue lo que comenzó a provocar envidias entre sus compañeras de planta. O tal vez fuera el hecho de que los zapatos de tacón y los trajes con falda le hacían una figura tan esbelta que conseguía, sin proponérselo, que las miradas furtivas de sus compañeros persiguieran continuamente sus curvas cada vez que pasaba por delante de ellos. Reproches, malas palabras y opiniones negativas vertidas sobre su persona en los últimos días habían intoxicado y enrarecido demasiado el ambiente. Erika era consciente y sabía que el cambio le iba a sentar bien a todos, pero principalmente a ella.

Erika se convirtió en la sombra profesional del Señor Román durante dos intensos años. Le había sacado de tantos apuros, le había solucionado tantos problemas, que parecía evidente que para ella hubiese dejado de ser el Señor Román para ser Roberto. Erika comenzaba a valorar más el trabajo que hacía. Aún distaba de las pretensiones que tenía cinco años antes, pero había dado un salto cualitativo. Y parte de culpa la había tenido Luis, un joven algo atolondrado que estaba siempre dispuesto a ayudar a Erika. Posiblemente porque el primer día que la vio sólo vislumbró un rostro triste tras una caja de material de oficina. Luis apoyó a Erika desde el primer minuto, y eso ella lo valoraba muchísimo aunque nunca se lo dijera. Se habían ido conociendo poco a poco y entre ambos había surgido una amistad que sobrepasaba los escritorios que compartían en el trabajo. De forma regular quedaban para tomar café, cervezas o cenar de manera informal. Juntos se reían mucho, y Erika fue cogiéndole cariño de forma paulatina.

Una mañana, al despertar, su primer pensamiento fue para una de las caras que ponía Luis cuando algo no le salía como esperaba, y se le escapó una sonrisa. En ese momento se dio cuenta de que estaba a punto de pasar una barrera que hasta ese momento no se había planteado. Y no lo había hecho porque él nunca le dio pie a pensar que fueran más que amigos, a pesar de que siempre la había tratado bien; seguramente demasiado bien. Luis no sólo había ayudado a Erika a instalarse en su nuevo puesto de trabajo, también se encargó de presentarla en sociedad al grupo de personas con las que iría a tomar café los siguientes años, así como de tenerle lista y preparada cualquier cosa que ella necesitase. La dedicación que tenía con ella era tal que cuando Erika se quejaba solicitando algo, antes de que se le hubiera ido el enfado de la cabeza ya contaba con ello en el escritorio. Grapas, un bolígrafo, un marcador, una libreta, un café con leche con dos cucharada de azúcar… daba lo mismo. Luis siempre se lo conseguía. Pero si algo había ganado la confianza de Erika era el apoyo que había recibido por su parte con la idea de un cambio de puesto de trabajo. Luis llevaba más de quince años en la empresa y había hecho amistades importantes. Cuando en una de las múltiples cenas Erika le contó que su sueño era otro distinto al de secretaria de dirección, Luis empezó a mover los hilos necesarios para conseguir que pudiera verlo hecho realidad. Y sólo dos días antes de levantarse pensando en Luis, éste le había comentado que había hecho cuanto estaba en su mano para conseguir que Mireia la llamara para cubrir una vacante como Directora del Área de Marketing. Erika tan sólo estaba a una llamada de conseguir realizar su sueño.

Por otro lado, si había algo que Erika no sabía era que Luis había empezado a sentirse atraído por ella hacía meses, y que eso había desembocado en una dedicación casi exclusiva por su parte en proporcionarle el bienestar que requiriese. Era su forma de cuidarla y hacerla feliz sin tener que declararse y arriesgarse no sólo a recibir una negativa por su parte, sino a perder su amistad como ya le había pasado en alguna ocasión anterior. A menudo pensaba en llamarla y decirle lo que sentía, pero siempre acababa mareando el teléfono en sus manos y desistiendo de llevar a cabo la acción. Se conformaba con sonreír mirando si foto en el teléfono y con acariciar su cara en la pantalla del móvil.

Erika 3Tras dejar de pensar en Luis, Erika fue a ducharse para enfrentarse a una nueva jornada de trabajo. La última antes de una merecida semana de vacaciones. Mientras desayunaba le sonó el teléfono. Lo sujetó con ambas manos, nerviosa. Se quedó mirando durante unos segundos la pantalla, pensando en el nombre que aparecía en ella y que delataba la identidad de la persona que llamaba. Tras unos instantes de titubeo, descolgó. Después de una conversación que duró cinco minutos escasos, colgó y miró de nuevo el teléfono que ahora difícilmente podía sujetar entre sus dedos. Lentamente esbozó una sonrisa que le cruzó toda la cara, y sus ojos empezaron a irradiar alegría. Era, con total seguridad, la llamada que más feliz le había hecho en muchos años.

35 comentarios en “Relato – Secretaria de dirección

  1. Muchas veces infravaloramos el valor de una buena secretaria. Las hay y muy buenas. Seguro que Erika es una de ellas y si cuenta con tu admiración y amistad ya dice mucho de ella. Muchas novelas y películas han puesto en solfa en valor de su trabajo sin reconocerlo en profundidad, pero grandes ejecutiv@s no hubieran podido llegar adonde están sin su inestimable ayuda y colaboración. Buen agradecimiento Óscar.

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        1. Así es. Es una profesión muy poco reconocida gracias a las novelas y al cine pero en muchas empresas las secretarias son la mano derecha del gran jefe y en otras tienen más poder incluso que él jejeej Solo puedo decir me esfuerzo por hacer mi trabajo lo mejor posible.
          Muchos besos

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      1. igual de intrigada me he quedado yo, Anton ¿quién me llamaría? jejeje El día que conozca a Oscar en persona le daré dos besotes muy gordos (de amigos) porque darle las gracias por aquí se queda corto.
        Un abrazo

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  2. Oscar,
    menuda sorpresa me has dado. Agradecida, halagada y con los mofletes rojos como tomates y las orejillas quemándome. Qué palabras más bonitas me has dedicado. Me has dejado sin palabras.
    Seguramente haya mejores secretarias que yo aunque sí es cierto que me gusta echar una mano a la gente. No, al cuello jajaja no, sino para ayudarles. Eso lo haces tu también ¿eh? siempre apoyas y tienes buenas palabras para los demás.
    ¿Como no voy a compartir tus posts? Siempre me arrancas una sonrisa y me alegras el día cuando te leo.
    El relato es fantástico y el final abierto para que cada uno se imagine cómo acaba la historia es una idea brillante.
    Gracias, gracias, gracias
    Besos

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    1. No es para tanto mujer… Estarás acostumbrada a que te dediquen entradas, si te hacen montones de entrevistas! Eres de las más famosas de mis seguidoras! Un placer haberte hecho un hueco en este blog a modo de relato / dedicatoria. Además estás en un momento crucial en los premios Bitácoras. Hay que entrar en ese top ten! 🙂 Eres encantadora, pero así ya lo sabe todo el mundo, no sólo yo. 🙂 Besitos

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    1. Muchas gracias Flor!! Si hay segunda parte tendría que decir quién llamó. O quizá haga una historia paralela, jajaja. Lo bonito es imaginarse el final que te gustaría darle. Así acierto yo y aciertas tú. 🙂 Besitos!!

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