Lo que acordamos – Relato

Interrogatorio

Puede haber más verdades, como esta, o esta, o esta, o esta, o incluso esta, pero sólo aquí se cuenta lo que de verdad ocurrió aquél día.

— Óscar, pase y siéntese —me indica un policía.
— Buenas tardes, señor… —le digo mientras le tiendo la mano.
— Márquez. Subinspector Márquez —me responde serio mientras me saluda.
— Y usted debe ser el Subinspector Sanjuán… —le digo al compañero.
— ¿Pero qué dice este chalado? —le pregunta a Márquez con indignación el policía al que me acabo de dirigir.
Márquez y Sanjuán, como en la serie del comisario —aclaro.
— ¡¿Usted sabe por qué está aquí?! —me grita más cabreado.
— Sanjuán, no vale la pena, llevamos dos años así, y lo que nos queda —le interrumpe Márquez.
— Cuando lo cuente en el barrio no me creen… —murmuro.
— Déjese de estupideces y cuéntenos qué ocurrió —me ordena Sanjuán.
— Está bien —respondo despacio—. Recuerdo ese día como si fuera ayer.
— Es que fue ayer —me interrumpe el Subinspector Márquez.
— Había quedado para desayunar con una amiga, Izaskun.
— ¿Usted también la llama así? —me interrumpe Sanjuán.
— ¿Cómo que también? —pregunto pensativo—. Un momento… ¿Ha pasado por aquí el señor que vende colonias?
— ¿El señor que vende colonias?
— Hace un año estuvimos de vacaciones en un pueblo de Asturias, y había un señor que vendía colonias en el paseo marítimo. Era de tez más blanca comparado con el resto de vendedores que encontramos en el paseo. La amiga con la que quedé a desayunar, que en realidad se llama Sensi, tuvo un roce con él y la llamé Izaskun para alejarnos de allí, no quería que supiera nada de ella. El tipo pensaba que Pincher, el perro de Sensi, dominaría el planeta. Era un tipo muy raro y nos dio mala espina.
— ¿Raro? Ha pasado esta mañana por aquí por el caso que nos atañe. Pero además estamos detrás de él porque según nos han contado lleva a sus espaldas unos cien asesinatos a base de torturas, aunque aún no hemos podido probar nada. Además nos han informado de que todos los comete en compañía de su socia, una joven que quizá conozca —relata Márquez.
— Pues con «todos» esos datos, no sabría decirle.
— Siga contando la historia, y no cambie más los nombres —me exige Sanjuán.
— Quedé con Sensi a desayunar en un bar del centro. Cuando la vi estaba extrañamente contenta. Me dijo que había aparcado a la primera. Ella es una mujer muy alegre, y me enseñó un vídeo del trayecto que había realizado cantando ‘Cómo hablar‘, una canción de Amaral. Recordé haber visto un cartel de audiciones para un concurso de talentos musicales y le insté a participar. Era su día de suerte, había aparcado en el centro a la primera, había trasteado con el móvil para grabarse conduciendo sin que la viera ninguno de sus compañeros policías… No había nada que pudiera salir mal. Como no quería mover el coche, llamó a un amigo suyo que vive en una caravana y no tiene problema de aparcamiento.
— ¿Una caravana? Tiene que ser él —le dice Sanjuán a Márquez—. Prosiga.
— No recuerdo cómo se llamaba, sólo que dentro de la caravana había dibujos de lunas y un montón de carpetas a las que se refirió un par de veces como dosieres.
— ¿Y qué contenían?
— Nada, estaban vacíos.
— ¿Está usted seguro? —me insiste Sanjuán.
— Claro que lo estoy. No tenían papeles dentro, ninguno. Sólo nombres escritos por la parte de fuera. Yo creo que el amigo de Sensi estaba un poco pirado. Al principio creíamos que se iba a venir con nosotros a la audición porque sólo decía «Esta noche Henar va a cantar», pero no nos llevó al lugar de las pruebas, el sinvergüenza. Por la tarde nos condujo a casa de una amiga y comprobamos el gran poder de convicción que tenía. Después de ver el coche de su amiga tuneado, le pidió decorar su caravana de igual forma. Lo hizo a mala idea, claramente quería que su vehículo pareciera el coche de su amiga. Pero ella no se dio cuenta.
— ¿Cómo se llamaba esa amiga? —me corta Márquez.
— No lo sé, no dijo su nombre… ¿Sigo? —pregunto desconcertado tras unos segundos de silencio.
— Sí, por favor. A ver si nos cuenta algo útil —incide Sanjuán algo impaciente.
— Con el coche tuneado nos acercamos al lugar donde vivía Henar, según el señor de los dosieres. Allí estuvimos parados un buen rato, pero no sé cuánto porque yo estaba practicando con Sensi la canción de Amaral con la que íbamos a arrasar en la audición. Sólo recuerdo que se hizo de noche. El dueño de la caravana se ausentó diciendo que iba al baño, cosa que nos extrañó porque en la caravana había uno. Luego descubrimos que había hurgado en el cableado de Henar, porque pirateó la señal de su televisión emitiendo un programa repetido de Iker Jiménez, y minutos después cortó su luz. En ese momento mandó a un amigo suyo vestido de lobo a que entrara en su casa para colocar micrófonos en distintos puntos de la misma, aprovechando la oscuridad.
— ¿Y no les dijo qué quería obtener con eso? —me pregunta Márquez sobresaltado.
— Pues no, sólo repetía la frase que le he dicho antes sin cesar. Además le diré que por el olor que había en la caravana creo que ese hombre no se liaba tabaco normal cada quince minutos. Tras unos minutos en los que vimos una luz tenue moverse por la casa, escuchamos un grito y unos sollozos, el bestia que iba dentro del disfraz de lobo le había dado una patada con el pie izquierdo descalzo a la pata de la cama de Henar. Cuando ella le vio le dio tanta pena que le ofreció un vaso de leche. Lo que el bestia no sabía era que llevaba un mes caducada.
— Seguro que quería matarlo. Ésa tiene que estar también en todo esto —asevera Sanjuán—. ¿Qué ocurrió después?
— Después, como seguía sin haber luz, el bestia tropezó y cayó rodando por las escaleras a la planta baja. Salió corriendo a restregarse la espalda con un árbol y vio una rosa roja. Quiso regalársela a Henar por el gesto de darle comer, pero el estado de fermentación de la leche actuó y tuvo que dejar la rosa en el baño y salir corriendo avergonzado. Subió a la caravana y el dueño arrancó. Salió de allí pero el motor hizo un ruido raro y el vehículo no pasó de 20 km/h. Como preveíamos que íbamos a llegar tarde a la audición, nos despedimos del gato que había en la caravana y nos bajamos de ella.
— ¿En marcha?
— Si eso se puede llamar en marcha… sí, en marcha. Y una vez abajo Sensi decidió llamar a los amigos más responsables que tenía, y que eran los únicos que podrían llevarnos a tiempo a la prueba. Antonio Caro y Ana Fernández, que regentaban el Sexoral, un sex-shop cercano al lugar donde nos encontrábamos. Nos vinieron a buscar y por fin pudimos llegar a las audiciones…
— ¿Y qué pasó con la caravana? —me interrumpe sobresaltado Sanjuán.
— ¿Y yo qué sé? Ya le digo que nos fuimos de allí. Al final Sensi se metió en el concurso…
— ¿Qué rábanos nos importa que Sensi entrara en el concurso? —grita Márquez visiblemente alterado—. ¿No sabe nada más? ¿Qué les contó ese al que usted llama ‘el bestia’ de la casa de Henar?
— Poca cosa, estaba a oscuras… Sólo que consiguió poner micrófonos en el comedor y la habitación de matrimonio, donde se golpeó el pie, y que antes de darse escuchó cómo un hombre desde la cama le pedía a Henar que fuera con ella. Por lo visto la tenía llena de documentos.
— ¿Y vio lo qué había en esos documentos? ¿Vio al hombre de la cama?
— No, sólo le escuchó hablar. Mientras caía escaleras abajo le dijo a Henar que él nunca la traicionaría. Y le contó al de la caravana que por el tono grave de la voz estaba seguro de que era Chus.
— Lo sabía, sabía que él estaba también metido en esto.
— ¿Le conocen? —pregunto intrigado.
— Es… el señor que según usted vende colonias.
— Madre qué follón…
— Bueno, ¿recuerda algo más?
— No, ya les he contado todo lo que ocurrió.
— Aquí tiene mi tarjeta, si recuerda algo más, comuníquemelo —me dice Márquez.
— Está bien, muchas gracias.

Al salir, recojo a Sensi que me está esperando en un banco frente a la comisaría.
— ¿Qué les has dicho? —me pregunta nerviosa.
— Lo que acordamos —le respondo sereno.
— ¿Sospechan algo?
— No.

84 comentarios en “Lo que acordamos – Relato

      1. Seguro que si. Si no nos forramos, al menos nos divertiremos bastante. 😉 Si al final como dije en su día al innombrable vamos a tener que hacer una convención de blogeros y juntarnos. Lo que podría pasar, es mejor ni imaginarselo, lo mejor sería vivirlo. 😉

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  1. Ardo en deseos de que llegue la entrada y el relato en exclusiva….qué nervios!!
    Aunque….te contaré un secreto, hay alguna entrada que si que me han dedicado en exclusiva aunque no hayan enlazado mi nombre jajajajajajaj.
    Tendrás que llamar a la policía para averiguarlo. Besos intrigantes corazón!!

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    1. Ja ja ja. Eso no lo descubren ni Márquez y Sanjuán colaborando con la blogosfera… Pero si se te dedica una entrada lo bonito es nombrarte! 😛 Pues entonces sólo te queda un relato en exclusiva. 🙂 Besines exclusivos

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  2. Oscar, me he reído a carcajadas, me ha encantado, los golpes de humor han sido buenísimos. El interrogatorio ha sido genial y encima le has dado un giro inesperado al final. Lo has hilado todo estupendamente y he entrado en el concurso!!!!.
    Muchas gracias Oscar por estas risas mañaneras.
    Lo releeré para reírme otro rato.

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    1. Pero si yo sólo pasaba por ahí! 😛 Los pobres llevan tanto tiempo detrás de vosotros que no me hicieron ni caso. El sudor se deslizaba por la tuya en tu casa, pero ese dato me lo ahorré. 😛

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        1. Sensi!! Que no vas a estropear nada, mujer!! Qué puede ocurrir, que des tu versión con un toque de humor como siempre y nos estemos riendo durante un buen rato? Lo divertido de esto es que no hay que mejorar ni empeorar nada, cada uno cuenta su verdad… 🙂 Yo tengo ilusión por leer la tuya. Confío totalmente en tu potencial. Besitos.

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            1. Eso sí. Como tú has dicho alguna vez, no puede ser obligación. Tiene que salir. Pero no lo reprimas por no hacerlo bien porque no hay nada que hacer bien. Tú no tienes nada que demostrar. Besitos

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    1. Gracias, gracias, gracias! Creo que te has excedido un poco, pero te lo agradezco igualmente. Intenté hacer una historia que tuviera sentido para cualquiera, no sólo para los que seguían las otras partes. Aún así añadí las demás para que nadie se perdiera. Eres una novata en el tiempo aquí, pero en el arte para expresarte! Gracias, me hace mucha ilusión tener una fan. Eres la primera (que lo hace público al menos)! 🙂 Besicos de admiración

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  3. Lo leí por la mañana cuando me levante, a las 11 a.m, como es costumbre en mi, y luego salí a la calle riéndome. La gente me miraba raro, más que otras veces, y yo no paraba de reírme. No se cómo acabará lo que empezó Besta. Gracias por el buen rato 😀

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    1. Je je je, gracias Chus. Me alegro de saber que te he hecho pasar un buen rato. Es lo que pretendía al escribirlo y la verdad es que me ilusiona mucho saber que os echáis unas risas. A ver, porque esto es una bola de nieve. Como Ana incluya a alguien más y Sensi se anime y haga lo propio, hacemos un dossier. 😉

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    1. Muchas gracias!! Me alegro de haberte hecho reír. Es muy reconfortante leer eso en vuestros comentarios, me gusta saber que la historia consigue el objetivo marcado. 🙂 Como te despistes, te meten en una de ellas!! 😉 Un millón de sonrisas.

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