Ciclo «¿Te acuerdas?» – Parte 1 – Equivocarse es de humanos

Reconozco que no soy perfecto. Nunca lo pretendí, sería demasiado aburrido. Nada podría complacerme y soñaría con ser imperfecto. Cosas del inconformismo. Hace un tiempo hablé de mis habilidades para equivocarme en el trabajo, esperando ser comprendido. Pinchando aquí podéis llegar a esa entrada. Para los perezosos, la copio a continuación.


Equivocarse es de humanos. Todos lo hacemos en mayor o menor medida. Y lo mejor es que eso nos hace menos máquinas. Sería todo demasiado aburrido si fuéramos perfectos. Y a pesar de que tanto en el libro como en el blog doy la sensación contraria, errar es algo que hago a menudo. Yo también cometo fallos, pero a mi favor diré que lo hago de forma totalmente involuntaria, o porque es la información que me han transmitido a mí. Pero siempre con la mejor de mis sonrisas. A la hora de equivocarme y a la de reconocer mi error. Eso también provoca que los ciudadanos se lo tomen de mejor humor y comprendan que todos podemos equivocarnos (alguno hay que es perfecto en todo lo que hace o que sus errores no tienen consecuencias, imagino que tienen una vida vacía o un trabajo estéril). Quizá también influya el hecho de darles un trato preferente para subsanar el error y ponerles todas las facilidades a mi alcance para ello.

Coger papeles caducados, solicitar un documento que no es necesario, indicar una fecha de caducidad errónea en una tarjeta de residencia (generalmente la fecha del día en que se expide, con lo que cuando llega de la fabricación ya está vencida), cambiar el domicilio dejando la misma localidad que había aunque ésta también haya cambiado, citar para recoger la documentación un día en el que la oficina está cerrada, devolver menos dinero del correspondiente en el cambio o poner algún dato mal al hacerle el primer DNI a alguien son algunos de mis «logros«. No los cometo con frecuencia, pero sí que he incurrido en ellos a lo largo de mi carrera como funcionario.

Obviamente no son errores para despedir a nadie, pero lo que peor llevo es que alguien tenga que darse un nuevo paseo a mi oficina por un fallo que he cometido yo. Es un viaje que nadie le va a compensar y además por algo que no ha hecho. Entiendo que es el precio a pagar por el puesto que tengo. Y es que no es lo mismo el error de un cirujano dejando mal cosido un órgano que el de un jugador de baloncesto que no anota el tiro que realiza en un partido. Afortunadamente para mí, la mayoría de las personas son condescendientes.

24 comentarios en “Ciclo «¿Te acuerdas?» – Parte 1 – Equivocarse es de humanos

  1. Vivan las imperfecciones!
    Aunque cierto es que todos exigimos un trato perfecto hasta para comprar el pan, no es lo mismo, como tu comentas, que se equivoque a darme el cambio el panadero a que un médico de un mal diagnóstico.
    Hay errores «pasables» sin la mayor importancia que volver a ir a una oficina o a una tienda y otros en los que se juega con la vida. Ellos si tienen que ser perfectos, al menos en su trabajo.

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    1. Muchas gracias Marga! El problema es que había gente que consideraba una catástrofe tener que volver a la oficina a arreglar el entuerto, como si lo hubiera hecho a propósito… Lo que ocurre con los médicos es que por desgracia no son máquinas, y lo único agua podemos hacer es rezar para que el único error que cometan de cuando en cuando no sea con nosotros. Besitos!

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      1. Pues no se acaba el mundo por tan que volver! Es un poco coñazo pero nada más. Por desgracia he vivido errores médicos sin solución, por eso comentaba lo de los médicos. Y ahora estando embarazada imagínate si quiero que sean profesionales! Por ahora no me han defraudado en el embarazo. Un abrazo!

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    1. Je je, eso no se puede hacer, ya me has dejado con la duda! Esperaré con impaciencia ese «algún día». Gracias, pero sólo la gente imperfecta como tú puede entender al resto de imperfectos… 😉 Besitos

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  2. Pues claro que cometemos errores, porque somos humanos, sobre todo cuando realizas una actividad monótona o repetitiva. Hasta las máquinas cometen errores. En una cadena de producción, una etiqueta puede haber quedado mal pegada o un tapón mal cerrado. Son los errores que entran dentro de tolerancia. El problema está cuando los errores superan las acciones bien hechas. Desgraciadamente de esos también hay por ahí. Está claro que no es tu caso.
    Bss.

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    1. Muchas gracias Sensi. Doy fe de lo que dices, hay algún caso por ahí que tienes más errores que aciertos. Y lo peor es que sigue trabajando! Lo malo es que a nadie le gusta ser «el de la tolerancia», y algunos no lograban entender que me pudiera equivocar. Y mira que siempre me disculpaba y ponía facilidades para arreglar el error… Gracias por tu voto de confianza. Besitos!

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  3. Somos falibles. Todos. Es nuestra naturaleza. El problema radica cuando no extraemos ninguna lección de nuestros errores. Nada peor que el error estéril, aquel que no enseña nada a quien lo cometió. Quien se niega a ese aprendizaje volverá a cometerlo, esta vez ya de mala fe, porque pudiendo haberlo evitado en la próxima ocasión decidió no hacerlo.

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    1. Bueno, ya no es no extraer lechón del error, lo malo es que hay muchos que creen ni haberse equivocado, que le echan la culpa a otro, al sistema o incluso al ciudadano!! Hay funcionarios que habría que despedir por incompetentes, te lo digo yo…

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  4. Errar es parte de nuestra esencia y de hecho tu texto me recordó mucho la frase que coloqué en el desafío de hoy.
    Me imagino lo complejo que es equivocarse en temas que son parte de la burocracia ya que también influye la disposición de quien necesita el documento.

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    1. La gente lo que peor llevaba era tener que volver otra vez y perder su valioso tiempo en verme para arreglar algo de lo que ellos no tenían la culpa. Pero claro, uno nunca sabe cuándo se va a equivocar, si no lo evitaría… Besitos

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  5. Esto es un «remake» en toda regla. Aprovecharé para profundizar en tu blog puesto que mi llegada a este paraíso literario es relativamente reciente. De todas formas ya he podido comprobar lo bien elaborado que está tu blog. La belleza para mi está en las cosas simples y sencillas.
    Sigue con salud.

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  6. Reconocer los fallos, involuntarios o no, eso dice mucho de la persona, del trabajador que está cara al público… no siempre funciona echar la culpa a las «maquinitas» o a quien está al otro lado de la mesa. Con esa actitud, como dices, la respuesta del otro siempre será mas tolerante (y se ahorrarán hojas del «Libro de Quejas y Sugerencias» al que algunos le tienen tanto cariño, jejeje)
    Saludos!!!!

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    1. Gracias. Yo la verdad es que nunca me oculté tras un compañero o la tecnología si realmente el error lo cometía yo. Tengo claro que todos nos equivocamos, así que procuraba disimular el error tras una sonrisa y una disculpa. Y funcionó la mayoría de las veces, la verdad. Un abrazo

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    1. Y tanto, y nos duele que un fallo de ellos sea con nosotros o nuestra familia, pero pensándolo fríamente, todos tienen derecho a no ser máquinas. Y esperar agua cuando se equivoquen no estén con nosotros… Gracias Krika! Besitos

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  7. Ya sabes que la perfección sólo es de Dios.
    Pero a mí Dios me parece un rencoroso, así que me quedo con mis equivocaciones,

    Y me gusta volver a leer. Me gustaban las entradas de novatillo, cuando daba la sensación de que escribías para mí sola.

    Mucho mejor ahora, por fin, brillas como mereces.

    Aquí viene el Te lo dije…. Me encanta ahora el blog.

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    1. Gracias Hilaria. Porque siempre estuviste ahí, desde la primera entrada. La verdad es que al blog le vino bien el cambio a WordPress, he conocido mucha gente aquí, y muy buena. Aunque haya más gente que comenta ahora, tus opiniones siempre serán bienvenidas. La veteranía es un grado. Besitos

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    1. Je je. Seguramente eso pensaban las personas con las que me equivocaba, que por qué no podían haber sido los de antes o los de después, pero es que alguien tiene que ser, y eso generalmente no se elige. Besitos!

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