No den de comer a los animales

Ser padre es algo complicado. Todos sabemos que los niños no vienen con libro de instrucciones, que uno nunca sabe qué estará haciendo bien o mal en la educación de sus pequeños, o si conseguirá que sean buenas personas para las que el respeto y la educación sean valores predominantes. Sin embargo, no puedo entender cómo hay gente que se empeña en dificultar más las cosas de lo que ya lo son.

El fin de semana pasado estuvimos en Rascafría. Es un sitio bonito, tiene muchos lugares para pasear entre naturaleza, para realizar senderismo… Está muy bien para ir con amigos, en pareja o en familia, porque tienes opciones de todos los tipos. En uno de los paseos que dimos, cerca del Monasterio del Paular, encontramos un lugar con un rebaño de ovejas negras. En los carteles se pedía por favor que no se les diera de comer. Mis pequeños estaban maravillados viéndolas, los animales para ellos son un mundo. Y el mayor quiso darles de comer. Yo le expliqué que no podíamos hacerlo porque en los carteles ponía que no lo hiciéramos. Al consultarme por qué le expliqué que podían ponerse malas, que no podíamos darle cosas que no comieran, y que si lo hacíamos el dueño se enfadaría con nosotros y nos regañaría. Le gustaría más o menos mi explicación, pero se quedó conforme. Las vio y nada más.

Soy un cartel que quiere ser leídoA los dos minutos llegó una pareja de personas mayores. La mujer se puso a decirles cosas, a gritarles «Pobrecillas, seguro que tenéis hambre«, y ni corta ni perezosa se fue a un árbol que había a nuestro lado a arrancar hojas para tirárselas. Mi hijo lo vio y evidentemente dijo a voces: «¡Papá, esa señora está dando de comer a las ovejas!«. Como él no sabe que la gente no lee los carteles pero yo sí, le dije en un tono de voz que todos escucharon: «¡Sí, cariño, pero está muy mal porque no se les puede dar, lo pone en los carteles y se pueden poner malitas!«. La señora no sólo no hizo ni caso, sino que siguió diciéndoles – como en respuesta a mi frase – a los animales: «Pero cómo no os voy a dar, si seguro que estáis hambrientas«. Y fue a coger más hojas. Como empecé a mirarla de mala leche el marido le echó la bronca y se la llevó cuando iba a coger por una tercera vez.

Yo me quedé descompuesto por la impresión que se llevó el pequeño. ¿Por qué él no podía hacerlo y la otra mujer sí? ¿Por qué ella lo había hecho y no había pasado nada? ¿Por qué yo no le dejaba si otras personas lo hacían? ¿Qué podía hacer yo, decirle «Ah, venga, no pasa nada, hazlo» y desdecirme de lo que le había comentado minutos antes por una señora mayor sinvergüenza? ¿Cómo enseñarle a respetar las reglas cuando el de al lado no lo hace y encima se jacta de ello?

Por favor, señores y señoras sinvergüenzas y maleducados que transitan por el mundo: no me den más trabajo del que ya me da la vida. Si quieren saltarse alguna norma, que sea la de no nadar en alta mar. De esa seguro que mis hijos no me piden explicaciones.


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30 comentarios en “No den de comer a los animales

  1. Efectivamente.

    Todo el trabajo realizado se va al traste en los 2 segundos que esa tarda en arrancar las hojas.

    Pero es que la sociedad no entiende que los valores son generaliozados, y que en parte ellos son responsables de dar ejemplo incluso a niños que no han visto nunca, y que no volverán a ver jamás.

    Hasta que no entendamos que el mundo es un ciclo del que todos formamos parte y en el que todos estamos implicados, esto no va a avanzar.

    Pero ahí, Oscar, fuerte. Un gran tipo!!! Ánimo!

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    1. Tienes toda la razón, Loren. Es como lo que comenté hace semanas de cruzar la carretera con el semáforo en rojo si no vienen coches. ¿Por qué hacerlo si tengo un niño al lado que está esperando? ¿Qué ejemplo recibe el pobre? Porque sus padres son como yo y seguro que tienen que ponerse a darles extrañas explicaciones de por qué se hacen algunas cosas… Me gusta lo que dices, pero cada día compruebo lo difícil que es que la gente vea que todos formamos parte de ese mismo ciclo.
      Gracias por seguirme y por pasarte a comentar, Loren!!

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  2. Te entiendo absolutamente! Me ha pasado más de una vez por ejemplo al esperar la luz verde para cruzar y alguien pasa en luz roja y eso genera un desconcierto absoluto en los pequeños, porque no entienden porque ellos no y otras personas sí. Finalmente, todo radica en que no hay un respeto por el otro y su entorno.
    Saludos!

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    1. Ciertamente Paola, sobre todo un respeto por los más pequeños, porque cuando intentamos enseñarles ciertas cosas lo que se procura es inculcarles unos valores. Obviamente no vamos a conseguir que de adultos no lo hagan (lo de cruzar el semáforo en rojo si no vienen coches, por ejemplo), pero conseguiremos que de pequeños no se lancen a lo loco porque no sepan distinguir cuándo hay un peligro y cuándo no. Mucha falta de consideración veo alrededor… Gracias por pasarte y por comentar!! Un abrazo!!

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  3. Si que es difícil intentar explicarles a tus hijos que cosas están mal si el adulto de al lado las está haciendo. Ahora estamos en esa edad q todo es: la mama de xxx le deja o esa sra lo hace. De todas formas creo q aun que sean pequeños ya entienden q hay gente maleducada o q no hacen bien las cosas aun siendo adultos. Nada, que yo seguiré insistiendo que algo queda 🙂

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    1. Dtradiciorece, tienes toda la razón, pero el mío a veces no quiere entender que hay gente maleducada que no hace bien las cosas porque también las quiere hacer, jejeje. En el fondo son niños. El problema son los adultos que se comportan como tales. Pero sigue insistiendo como yo, espero que nos sirva para tener el día de mañana unos pequeños de provecho, jejeje. Gracias por pasarte y comentar!!

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    1. Hola Eli! Pues sí, esos casos son los peores, porque reprocharle algo a una persona que no conoces no te importa, pero a un amigo o familiar no es igual porque se puede crear tensión o mal ambiente. Qué difícil eso de ser padre!

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  4. Lo peor no es que la señora le de de comer ( que ya le vale), sino el seguir con su actitud una vez se percata de que el niño se ha quedado desconsolado y desconcertado… Pa,matarla! Falta de empatía, sensibilidad y educación😡

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    1. Carmen, lo peor de todo es que el marido le instaba a que no lo hiciera y miraba a mi hijo de reojo con cara de resignación al vernos… La verdad es que sí, me quedé con ganas de tirar a la señora a las ovejas. Pero como comen hierba tampoco habría servido de mucho… 😛 Gracias por pasarte y comentar!!

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  5. Mira que estas cosas parecen tonterías si estuviésemos nosotros solos, con nuestra pareja, amigos… en fin, personas adultas que podemos pensar: «esta señora es tonta», pero sabemos que no se debe hacer y no lo haremos, pero cuando vas con niños… ellos no entienden en muchas ocasiones porque esa persona de ahí puede hacerlo y ellos no, y parece una tontería, pero les crea confusión.
    Resumen, esa señora es tonta del culito y no solo ella, sino muchas personas que se «saltan las reglas», es algo con lo que debemos convivir.

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    1. Totalmente de acuerdo, mamá caótica. Me sorprendo de la cantidad de cosas que he aprendido a valorar desde que soy padre. La de situaciones que antes pasaban por delante de mí sin pena ni gloria (aunque como tú dices yo no las hiciera por saber que está mal) pero que ahora veo que son vitales para que un niño no crezca con interrogantes acerca de sus (malos) padres que no le dejan hacer lo que hacen otras personas. Y cuando esas otras personas son otros niños, «apaga y vámonos»…

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  6. Una vez dí un chupachups a mi hijo. Quitó el papel y lo tiró al suelo. Le dije que eso no se hacía, que lo recogiera y lo echara en la papelera, con tan buena suerte que pasaba un barrendero -de los de antes, con el cepillo al hombro- por allí, y me dice «señora, así me quedo sin trabajo, venga chaval, deja el papel». Ni te cuento cómo me sentí. Vamos que su trabajo dependía de que mi hijo fuera un guarro incívico total.
    Ahí cambiamos algunas cosas. Hagan lo que hagan otros, el sólo tenía que hacer lo que dijéramos sus padres, o por lo menos preguntar.
    Ahora mi hijo, es más o menos como tu. No sé qué habrá sido del barrendero. Pero cuánto cuesta tratar de inculcar algo a los niños, cuando lo fácil está alrededor.
    No te desanimes, sigue tus normas que tus hijos las apreciarán.

    Un abrazo

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    1. Como si no tuvieran trabajo con las hojas del otoño, con las guarrerías que se vuelan del viento, con la suciedad inherente al ambiente… Vamos, que lo fácil es fastidiar el momento educación que le estás dando al niño. Manda narices cómo funcionan las personas…
      Eso también se lo digo yo, independiente de lo que hagan los demás niños, él tiene que hacernos caso.
      Besitos!!

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  7. Buen post, los niños estan en proceso de aprender, en formarse en valores que los padres les brindan, pero también el ejemplo esta en los adultos que muchas veces actúan como si no lo fueran. La señora debió saber que cuando hay un aviso se debe respetar. ¡Un saludo!

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  8. Cierto, Mariel. A menudo los adultos dificultan el trabajo en los niños porque se comportan como tales, aunque los adultos son conscientes de ello y los niños no, y esa diferencia es vital. Muchas gracias por pasarte y comentar! Un abrazo!

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