Phombies

Desde que surgió, la tecnología nos ha proporcionado todo tipo de avances y comodidades. Sin embargo, desde mi humilde punto de vista también hay en ella muchos aspectos negativos. Uno que considero fundamental es la dependencia que nos generamos de ella. No es sólo que prácticamente cualquiera que tenga móvil no sepa vivir sin él, es también que se hace uso del mismo a la menor ocasión. Un corto trayecto en transporte público, la espera en una cola, incluso caminando por la calle.

Montones de personas deambulan absorbidas por el aparato que tienen en las manos, sin prestar atención a su alrededor. Son como zombies con un teléfono pegado al final de sus brazos. A veces lo pienso y yo mismo me incluyo en este grupo, porque aprovecho cualquier momento que tengo libre en un viaje, caminando solo o haciendo una cola para escribir las entradas del blog que leéis.

Sin embargo, no es mi rango de edad el que me preocupa. Ayer, una chica de ocho años vino a recoger su tarjeta de residencia. Para ello el sistema debe cotejar las huellas de quien la recibe. Durante los tres minutos que duró el proceso, la chica estuvo pegada al móvil hablando con alguien. Todo lo que hizo fue alternar de mano el aparato. Independientemente de que me resultase una falta de educación grave (por parte de la otra persona) estar dirigiéndome a alguien que no me estaba haciendo ni caso, me resultó llamativo que lo hizo una niña que no tenía ni la mitad de la mayoría de edad y bajo consentimiento de su madre que no le dijo nada. ¿Qué se puede esperar de esta muchacha cuando sea adulta? No sé dónde vamos a llegar, pero el camino que llevamos creo que no es el adecuado.


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28 comentarios en “Phombies

  1. Me da muchísima pena. En mi tiempo, salíamos a jugar a la calle con total libertad. Nuestros padres sabían que cualquier adulto nos regañaría si hiciésemos algo mal, o nos ayudaría en caso de necesidad. Esto ya no es así.
    Pero la necesidad de los críos de relacionarse es la misma. Y se malentiende como relación los amigos de las redes sociales.
    También entiendo lo cómodo que es para los padres que los niños les dejen en paz sin tener en cuenta el perjuicio que eso produce
    Hablando del pasado, ya me convierto en la abuela cebolleta, pero me da igual, o se cuida de los críos o serán pobres adultos.

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    1. Me hiciste recordar mi infancia, Hilaria. Desaparecíamos de nuestros hogares por esas calles del barrio, y nuestras familias estaban tranquilas porque el barrio nos cuidaba. Te cuento una rara derivación > Hace poco me que quede mirando a un niño que estaba solo en la vereda, esperaba hasta que apareciera un adulto. Un amigo que estaba conmigo me dijo que deje de mirarlo porque iban a creer que yo era un predador sexual. Todo ha cambiado mucho.
      No culpes a las comunicaciones virtuales. Las revueltas en Egipto empezaron organizadas vía móviles. Nuestros niños se encierran en una pantalla porque sus padres se desentienden de ellos. Los adultos siempre somos los responsables.

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      1. Pajuerano, me has entendido perfectamente. Gracias.
        No culpo a las tecnologías, por supuesto que son los padres los responsables de los niños. Pero sí es cierto, que cada vez es más difícil.
        Acercarse a un niño, tiene esos riesgos que dices, pero que no se pueda ayudar a un crío, a menos que se caiga y lo levantes del suelo, es terrible. Sobre todo por el mensaje que reciben. Todos son extraños y no se habla con extraños.
        También es cierto que hay algunos «extraños» que hacen mal y hay que proteger a los chavales. Una putada grande.
        A mí no me afecta ahora, hasta que no lleguen los nietos, viviré tranquila. Los míos, aún pudieron salir al parque de la puerta de casa. Uffff, qué alivio.
        Un saludo.

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        1. Lo triste es que el mundo está en declive. Antes podías coger sin miedo a alguien que hiciera autoestop. Ahora nadie se atreve a hacerlo por temor de a quién llevará en el coche. Discutir por saltarse un semáforo puede acabar en asesinato… Es muy difícil confiar en alguien hoy en día

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  2. Cuando voy a algún sitio a hacer algún trámite, llámese consultas de médicos, etc. lo apago por sistema. A mi también me parece una falta de educación grave que estén hablando con uno y a la vez por el teléfono, es más, cuando estoy hablando con alguien y me llaman sí que miro el número de quien llama (por si acaso), pero no lo suelo atender y corto la llamada.

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  3. Claro, conciso y al grano. No soy de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor y que cuando yo era niña sí que sabíamos jugar/relacionarnos, etc. pero es que lo de los móviles es de traca. Me encantan las ventajas que nos proporciona, poder leer las noticias mientras voy en autobús, poder escuchar música, poder revisar mi correo o los blogs, incluso -quién lo iba a decir- poder hacer una llamada para un aviso importante. Pero detesto con toda mi alma que la gente dé preferencia a su móvil sobre la persona que tiene al lado, sobre todo si es para jugar o hacer cualquier tontería insustancial. Es algo que jamás he hecho y que jamás haré.

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    1. Es que es lamentable que haya tres personas juntas, amigas, sentadas una junto a otra, y sin mirarse porque están pendientes del móvil. Hay que saber cuándo se puede usar y cuándo no. Que por cierto, también hablé de los phombies al volante…

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    1. Muchas gracias. El problema de esta adicción que la mayoría tenemos a los móviles es que cada vez aumenta y ser vuelve más incontrolable, haciendo que la gente quede entre ella y no ser miren a la cara siquiera. Un abrazo

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    2. A los zombies se los aniquila partiendoles el cráneo con un objeto contundente. Pero creo que eso es ilegal. Una lectora tuya le mando un WhatsApp a una amiga suya que tenía sentada enfrente en un bar. Algo como «la próxima vez cada una se prepara el café en su casa y hablamos por WhatsApp».

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