A los que ya no están

Los días que estuve de vacaciones en Benidorm tuve tiempo para muchas cosas. Una de ellas fue pasar por delante del primer piso en el que estuve viviendo allí. A pesar de que fueron unos cuantos años, yo era pequeño, muy pequeño. Allí me he llevado muchos tortazos por correr más de lo debido, entre otras cosas. Pero de esa casa, además, guardo un extraño recuerdo. El de una tía mía cordobesa, intentando deshacer el nudo múltiple de los cordones de mis zapatillas dejándose los dientes para ello. La recuerdo ahí, arrodillada, y yo sentado viendo sudar a la pobre mujer. Lo mismo había llegado a un punto en que se trataba de una cuestión personal y pensó que no iban a poder más dos cuerdas y un enano tocanarices que ella. No guardo ni un mal recuerdo suyo, ni de antes ni de ahora. Siempre ha sido bastante noble, y se ha portado muy bien conmigo. Y al recordarla a ella, recuerdo a mi tío, hermano de mi madre, que falleció hace algo más de un año. Ha sido mucho lo que me he reído con él a lo largo de mi vida, porque siempre se lo tomó todo con mucho humor. Hasta los eternos enfrentamientos futbolísticos con sus hijos. De hecho no perdió el buen humor ni cuando estuvo ingresado en el hospital. Y eso no es fácil.

Otra de las cosas que he hecho ha sido ver a la hija de una de mis primas. Una de esas que me hacen mayor cuando las veo. Estaba enorme, cambiadísima. Y lo curioso es que cuando la miraba no veía la cara de ninguno de sus padres, sino la de su abuelo materno. O como me dijo su madre, la de su tía (su hermana pequeña). Me acuerdo mucho de ella. Jugábamos mucho de pequeños, tenía mucha confianza con ella, nos llevábamos muy bien. Hace casi 20 años que una moto le quitó la vida. Creo que lo que más disfruté con ella fueron las tardes de consola jugando al Mario Tenis con el ‘saque del marcianito‘, como ambos le llamábamos, en una Nintendo (o emulación, ni lo recuerdo). Siempre recordaré su sonrisa cada vez que conseguíamos un punto gracias a ese saque.

Y bueno, por motivos varios también me acuerdo mucho de mis abuelos, de los cuatro. Fueron faltando cada uno en un momento, cada uno a una edad, pero que ellos se fueran entra dentro de la «lógica natural» porque ya tenían el DNI permanente, o estaban a punto de obtenerlo. Desde aquí les mando un beso a los 6, y aprovecho para decirles que les sigo queriendo, aunque ya no pueda decírselo más en persona.

No tenía claro si publicar esta entrada o no, pero al final me he decidido. Creo firmemente que todos ellos se la merecen.


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7 comentarios en “A los que ya no están

  1. Me cuesta un poco responder a esto. Sólo creo que la gente muere cuando nadie los recuerda.
    «No están». Bueno eso parece, no se les puede abrzar, no puedes verlos, pero no estés tan seguro de esa afirmación, porque si fuera así ¿porqué has escrito sobre ellos?
    Ni te imaginas las veces que cuento cosas a los míos como si los tuviera delante. ¿y sabes qué pasa? Pues que después me siento bien.
    en fin que hay otra dimensión o la creamos en nuestro pensamiento. Ahí están tus abuelos, tus tíos, tu prima. En un lugar en tu hermoso corazón.

    Hilaria

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